Hace más de 130 años…

En la localidad alicantina de Villajoyosa, Jaume “Martí” decidió dedicar su vida a la elaboración artesanal del chocolate. Solo era el comienzo de una tradición que acompañaría a la familia hasta nuestros días.

Fue su hijo Félix el que, en 1914, continuó con el oficio de su padre, trabajando el chocolate durante varias décadas, perfeccionando sus métodos y técnicas, y estableciendo una tradición que pasaba de generación a generación.

En 1952 los hijos de Félix, Jaime y Pedro, prosiguieron con la elaboración artesanal que heredaron de su abuelo, respetando su técnica tradicional.

Hace más de 130 años…

En la localidad alicantina de Villajoyosa, Jaume “Martí” decidió dedicar su vida a la elaboración artesanal del chocolate. Solo era el comienzo de una tradición que acompañaría a la familia hasta nuestros días.

Fue su hijo Félix el que, en 1914, continuó con el oficio de su padre, trabajando el chocolate durante varias décadas, perfeccionando sus métodos y técnicas, y estableciendo una tradición que pasaba de generación a generación.

En 1952 los hijos de Félix, Jaime y Pedro, prosiguieron con la elaboración artesanal que heredaron de su abuelo, respetando su técnica tradicional.

En carros de caballería

Transportaban las cajas de maderas en las que iba empaquetado el chocolate en saquetas de tela. Llegaban a los pueblos de La Mancha y los repartían personalmente en los domicilios particulares. El proceso se agilizó gracias a la llegada del ferrocarril. Era una venta personal, pero muy laboriosa.

Con el nombre del caballo volador de Don Quijote…

Fue bautizado el chocolate en 1960, Clavileño. El nombre expresa el poder y la universalidad de este apreciado alimento, tal y como sucede con el entrañable personaje creado por Cervantes.

En carros de caballería

Transportaban las cajas de maderas en las que iba empaquetado el chocolate en saquetas de tela. Llegaban a los pueblos de La Mancha y los repartían personalmente en los domicilios particulares. El proceso se agilizó gracias a la llegada del ferrocarril. Era una venta personal, pero muy laboriosa.

Con el nombre del caballo volador de Don Quijote…

Fue bautizado el chocolate en 1960, Clavileño. El nombre expresa el poder y la universalidad de este apreciado alimento, tal y como sucede con el entrañable personaje creado por Cervantes.

Cuarta generación

Actualmente ha convertido esta tradición familiar en una próspera industria de alimentación: La empresa Hermanos López Lloret, S.A., fabricante y comercializadora de los productos «Chocolates Clavileño».

El formato se presenta con unas características concretas en los diferentes puntos de venta para facilitar una rápida identificación de nuestra personalidad por parte del consumidor. Así se asocia la cuidada presentación del producto con su excelente sabor y poder nutricional.

Todos nuestros productos están sometidos permanentemente a rigurosos e innovadores controles de calidad, que garantizan el prestigio alcanzado por nuestra marca en el mercado.

Cuarta generación

Actualmente ha convertido esta tradición familiar en una próspera industria de alimentación: La empresa Hermanos López Lloret, S.A., fabricante y comercializadora de los productos «Chocolates Clavileño».

El formato se presenta con unas características concretas en los diferentes puntos de venta para facilitar una rápida identificación de nuestra personalidad por parte del consumidor. Así se asocia la cuidada presentación del producto con su excelente sabor y poder nutricional.

Todos nuestros productos están sometidos permanentemente a rigurosos e innovadores controles de calidad, que garantizan el prestigio alcanzado por nuestra marca en el mercado.